
Montehermoso Desvela sus Siete Tesoros: Ruta por las Ermitas Históricas de Cáceres y sus Vírgenes Milenarias
Ruta por las Ermitas Históricas de Montehermoso y sus Vírgenes Milenarias
Descubre el singular patrimonio religioso de Montehermoso, Cáceres, con sus siete ermitas históricas. Explora la antigua talla románica de Valdefuentes, una de las más vetustas de Extremadura, y la misteriosa Inmaculada hallada en el río Alagón. Un recorrido cultural ineludible por Extremadura que fusiona historia, arte y profunda devoción.
La Singularidad Religiosa y Cultural de Montehermoso
Montehermoso (Cáceres) es una localidad reconocida por ser la «Cuna del tipismo extremeño», destacando su traje, gorra y habla singular. Sin embargo, el municipio alberga una peculiaridad histórica-religiosa que lo distingue en el Valle del Alagón: cuenta con nada menos que siete ermitas, además de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un número inusual en la región.
Gran parte de este patrimonio ha logrado preservarse gracias a la devoción de sus vecinos y a las intervenciones de restauración realizadas en las últimas dos décadas. Este conjunto de templos abarca desde construcciones medievales ligadas a la Reconquista hasta edificios barrocos populares del siglo XVIII.
La Joya Románica: La Virgen de Valdefuentes
Una de las imágenes más destacadas de Montehermoso, tanto por su antigüedad como por su valor histórico-artístico, es la Virgen de Valdefuentes. Se trata de una talla románica de madera que representa a la Virgen con el Niño, y se data entre los siglos XII y mediados del XIII, considerándola una de las más antiguas de Extremadura.
La devoción popular hacia esta figura se remonta a una antigua leyenda local del siglo XIII, la cual narra que la imagen fue encontrada milagrosamente en el hueco de una encina en la dehesa de Valdefuentes, un paraje cerca del castillo sarraceno de Pelayo Velídiz.
La Virgen se presenta sentada sobre un trono muy pequeño o banqueta
Esta talla pertenece a la tipología Sedes sapientiae o «trono de sabiduría». La Virgen se presenta sentada sobre un trono muy pequeño o banqueta, en una posición hierática y rígida, con un frontalismo total y rostros inexpresivos, donde el símbolo interno prevalece sobre la expresividad exterior. El Niño se halla frontalmente, bendiciendo con la mano derecha y portando los Evangelios o una bola con la izquierda. Sus brazos están separados del cuerpo del Niño, simulando los reposabrazos de un trono, lo que denota la falta de comunicación maternal/filial, priorizando la representación de su divinidad.
La talla original (60 cm de altura) presenta un hueco de considerables dimensiones en su parte posterior, un procedimiento que servía para sanear la madera, aligerar el peso, o incluso para portar reliquias o instalarla en la montura del caballero durante la época bélica.
La ermita de Valdefuentes fue edificada donde la leyenda sitúa el hallazgo (Vado del Carrascalejo). Hoy día, la talla original, debido a su inestimable valor y antigüedad, se encuentra protegida y blindada en la iglesia parroquial de Montehermoso. En su lugar en la ermita se colocó una copia, la cual se distingue por llevar la tradicional gorra de Montehermoso en lugar de corona. La romería dedicada a la patrona se celebra el segundo domingo después de Semana Santa.
El Misterio del Alagón: La Inmaculada Concepción
Junto a la Virgen románica, Montehermoso venera otra imagen de gran singularidad: la Inmaculada Concepción, conocida como «la que llegó del río». A diferencia de otras leyendas marianas de la zona (como la de Valdefuentes o la Virgen de Argamasa de Riolobos), esta historia es más reciente, documentada oralmente y por escrito a través de los descendientes del hallador.
A mediados del siglo XIX (probablemente entre 1820 y 1850), Francisco Domínguez, antecesor del hermano político del autor, la encontró trabada entre sauces y mimbreras a orillas del río Alagón, en el paraje del Galapagar. La llevó a su casa, donde la mantuvo oculta durante unos cincuenta años.
La talla (98 cm de altura, 107 cm con peana) es de madera policromada al óleo y data del Barroco, época en la que el tema de la Inmaculada Concepción alcanzó su máximo apogeo. La Virgen se representa de pie sobre la media luna, coronada de estrellas y con las manos juntas en actitud de oración. Es notable que la talla está trabajada solo en la parte frontal, a modo de relieve, lo que sugiere que fue creada para decorar la hornacina central de un retablo.
Tras su última restauración en 2010, se pudo observar que la policromía original estaba en relativamente buen estado. Los expertos notaron que, si bien la tradición narra que la imagen flotó en el río, la ausencia de disgregación en los estratos de la obra indica que, de haber estado sumergida, no fue por un periodo prolongado. La imagen se encuentra actualmente en un retablo lateral barroco en la Iglesia Parroquial.
Un Mosaico de Devoción: Las Otras Ermitas del Siglo XVIII
Montehermoso alberga otras cinco ermitas que completan su rico patrimonio religioso:
- Ermita de Santiago: Es la más alejada y antigua (siglo XIII), levantada por los caballeros de la Orden de Santiago. Se ubica junto a las ruinas de La Atalaya, en las orillas del Alagón, y actualmente carece de uso religioso.
- Ermita del Cristo de los Remedios: Es la más antigua de las ermitas del casco urbano, iniciada a finales del siglo XVI. Es de estilo regional barroca y fue restaurada en 1995. Alberga la imagen barroco-clasicista del Cristo de los Remedios del siglo XVIII.
- Ermita de San Antonio: Construida en el siglo XVIII, es de estilo regional. Fue restaurada en 1998 debido a problemas con insectos xilófagos, grietas y humedad. Se utiliza para novenas en mayo y junio.
- Ermita de San Bartolomé y San Blas: De estilo barroco popular, data del siglo XVIII y fue restaurada en 2006. San Bartolomé y San Blas son los únicos santos con fiesta local. San Sebastián y San Blas están ligados históricamente al sector pecuario, ya que los pastores buscaban protección en San Sebastián para su ganado. La ermita se encuentra junto a lo que fue el cementerio del siglo XIX hasta 1947.
- Ermita de San Sebastián: Construida posiblemente en 1742. Su ubicación original junto a una laguna y un ejido sugiere que fue promovida por ganaderos y trashumantes. Fue restaurada entre 2000 y 2002. Sin embargo, desde 2018 ha presentado un grave deterioro estructural, con el arco triunfal agrietado y apuntalado, lo que la ha llevado a ser incluida en la Lista Roja del patrimonio amenazado.
- Ermita de San Cristóbal: La construcción más reciente, levantada en 1990 por los conductores en honor al santo.
- Ermita de la Virgen de Valdefuentes: Que es la patrona de todos los montehermoseños, dónde todos las años se celebra la romería el segundo domingo después de domingo de resurrección.
Reflejo de una Historia entre Granito y Pizarra
La ubicación de Montehermoso es geológicamente estratégica, situada en el contacto entre formaciones graníticas y pizarrosas. Esta posición, típica de los asentamientos del centro-oeste español, permitía a sus
Moradores disponer de suelos de pizarra para la agricultura y terrenos graníticos para el pastoreo, lo que facilitó su desarrollo como asentamiento agrícola y ganadero histórico.
Históricamente, Montehermoso fue una aldea que perteneció al Señorío de Galisteo. La donación del Señorío se remonta al año 1268, realizada por Alfonso X el Sabio a su hijo Fernando de la Cerda. Montehermoso fue cabeza del sexmo de Villa y Tierra de Galisteo, hasta que el Señorío se disolvió en 1837 por orden de la Diputación Provincial, adquiriendo el pueblo su propio Ayuntamiento.
El nombre del pueblo, Montehermoso, puede provenir de la referencia a un «monte» como terreno poblado de árboles (encinar), en alusión a la importancia de la dehesa boyal, un ecosistema vital para los habitantes desde la Prehistoria (se han hallado dólmenes de hace unos 6000 años).
Reflexión Final: Patrimonio, Devoción y Resiliencia
El impresionante número de siete ermitas en Montehermoso, junto con la iglesia parroquial, actúa como un espejo de la profunda y resiliente fe de esta comunidad. Las historias de la Virgen de Valdefuentes, escondida en una encina para evitar su profanación durante los conflictos de la Reconquista, y de la Inmaculada
Rescatada de las aguas del Alagón, no son meras leyendas. Son narrativas de supervivencia que subrayan la importancia de las imágenes religiosas como puntos focales de identidad cultural y refugio espiritual en tiempos convulsos (ya sea por las guerras entre árabes y cristianos o por la desamortización).
La coexistencia de estos templos, desde el románico austero hasta el barroco popular del siglo XVIII, y su continuo uso en fiestas y tradiciones (como Los Negritos o la romería), demuestra cómo la arquitectura religiosa ha evolucionado de ser un baluarte estratégico o un «mueble» para Cristo (como la Virgen-Trono)
A convertirse en el escenario de la vida social y festiva. Montehermoso, con su rica y densa red de ermitas, simboliza cómo la devoción popular puede cimentar y preservar el legado histórico de un pueblo, actuando como un faro cultural que se mantiene firme entre la planicie extremeña. Leer más
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